Proteger y mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, una población vulnerable, asegurando que tengan acceso a los recursos y el apoyo necesario para envejecer de manera saludable y digna.
Programas que se diseñan para contribuir a la lucha de la soledad, dirigidas a personas válidas pero que se sienten solas o aisladas.
Visitas regulares proporcionadas por personal cualificado que velen por el bienestar y cuidados de nuestros mayores.
Acceso a profesionales de la salud mental con tal de aliviar los problemas tan latente en nuestra sociedad
Colaborar estrechamente con las entidades locales con tal de que se puedan organizar talleres y actividades de enriquecimiento personal.
Asesoramiento individual o colectiva frente a temas tan importantes como planificación patrimonial, testamentos, poderes notariales…
Defensa activa contra los abusos o explotación sobre personas indefensas. Aportando dignidad.
Son muchas las cosas positivas que ambas generaciones tienen que contarse. Cada una de ellas podrá nutrirse y ayudarse.
Generar viviendas donde se pueda convivir y compartir momentos. Evitando la lacra de la soledad. Hacer nuevos compañeros de viaje rompiendo barreras.
Fomentar la participación cívica sobre la población. Difundir los derechos, beneficios y servicios disponibles para las personas mayores.
"La verdadera grandeza de una sociedad se mide por cómo trata a sus ciudadanos más vulnerables. Cuidar y tutelar a nuestras personas mayores es un reflejo de nuestra humanidad y compasión"
-- Guardian Invicta
Respondemos a las preguntas más habituales
La tutela y la curatela son procesos legales que se utilizan para proteger y tomar decisiones en nombre de personas mayores que no pueden cuidar de sí mismas debido a incapacidades físicas o mentales. La tutela se refiere a adultos y la curatela a menores de edad o adultos en situación de incapacidad.
El tutor o curador generalmente es un familiar cercano, un amigo de confianza o un profesional designado por un tribunal. Debe ser alguien capaz y dispuesto a asumir esta responsabilidad.
Sí, una tutela o curatela puede ser revocada si la persona mayor recupera la capacidad o si se demuestra que la tutela ya no es necesaria.
Los tribunales suelen supervisar las tutelas y curatelas, y se pueden presentar denuncias de abuso o negligencia para su investigación. También es importante que otros miembros de la familia y amigos estén atentos y preocupados por el bienestar de la persona mayor.
Una tutela o curatela se considera necesaria cuando una persona mayor no puede gestionar sus asuntos personales, financieros o médicos de manera adecuada debido a una incapacidad.
El proceso suele iniciarse presentando una petición ante el tribunal. Esto puede ser hecho por un familiar, amigo o incluso por la propia persona mayor si aún tiene capacidad para ello.
Aunque la persona bajo tutela o curatela puede tener restricciones en cuanto a su capacidad legal para tomar decisiones, se deben respetar sus derechos básicos y se debe hacer todo lo posible para permitir su participación en las decisiones que le afectan.
El tutor o curador tiene la responsabilidad de tomar decisiones en el mejor interés de la persona mayor, cuidar de su bienestar, administrar sus asuntos financieros y asegurarse de que reciba la atención médica adecuada.